
La prevalencia de epilepsia activa, es decir, los pacientes que presentan sintomatología y que son los que requieren intervención médica y más recursos sanitarios, es de 237.099 individuos y la tasa cruda de incidencia se sitúa en 7,04 casos por cada millar de habitantes.
La tasa bruta de prevalencia global de epilepsia entre los mayores de 18 años en España es de 18,11 casos por cada 1000 habitantes, según el estudio ‘Epiberia’ Durante la presentación, Serrano ha comentado que estos datos epidemiológicos sugieren que “los casos que estamos viendo en las consultas son sólo la punta del iceberg” y que la prevalencia de casos de esta patología en adultos es mucho más elevada de lo que se pensaba hasta ahora.
Estimaciones pobres Uno de los principales hechos que motivaron la realización del estudio Epiberia es que, hasta ahora, no se disponía de datos epidemiológicos fiables sobre la prevalencia de la epilepsia entre los adultos en España. La mayor parte de los estudios de referencia que constan en la literatura científica se han hecho en países del centro y norte de Europa, con poblaciones muy diferentes a la española, y el más próximo, uno francés, data de hace 20 años.
En las dos últimas décadas se han suscitado importantes cambios poblacionales en España y la proporción de habitantes nacidos en otros países se ha incrementado de forma considerable, situándose por encima del 14 por ciento, según datos del año 2010. Una de las principales regiones de origen es Lationamérica, donde la prevalencia de la epilepsia es diferente que la estimada en Europa, lo que complica la extrapolación de porcentajes de otros trabajos.
El estudio Epiberia, que aún está en fase de análisis, abarca un universo poblacional de 650.000 habitantes representados por una muestra de 3.000 personas de tres puntos de la geografía española: Almería, Zaragoza y Sevilla. La mitad de los participantes pertenecían a zonas rurales y la otra mitad, a urbanas.
En la primera fase del estudio se realizó un primer cribado telefónico y después, en los participantes con sospecha, se procedió a convocarlos a practicarles una serie de pruebas para poder descartar o confirmar la enfermedad. En total, de los pacientes que acudieron a la cita se confirmó el diagnóstico en un 12,8 por ciento, lo que ha permitido obtener las tasas crudas de prevalencia global y de prevalencia activa.
Serrano ha explicado que este trabajo, además de ofrecer datos epidemiológicos más fiables sobre esta enfermedad, pone sobre la mesa una cohorte con datos que abren la puerta al diseño de nuevos estudios para explorar aspectos concretos de la epilepsia, como las diferencias en la prevalencia por sexo, por edad o por tipo de crisis, así como otros datos que podrían tener relevancia para la investigación.
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