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Lo que el mundo le debe a los pacientes de epilepsia
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Categoría Neurociencia con el Dr. Pedro Serrano Castro, escrito el martes 24 Sep 2013
Escrito por editor

 

Articulo realizado Por  | Neurolab fruto de entrevista con el el doctor  y Neurlogo Pedro Serrano, miembro del Grupo de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología.

electrodos

 

 

 

 

 

Electrodos subdurales vistos en rayos X (Universidad de Arrizona)

 

Nuestro conocimiento del cerebro, como el del resto de la anatomía humana, lo hemos adquirido de forma un poco accidentada. Los primeros datos se obtuvieron hace un par de milenios a las bravas, cuando Herófilo de Calcedonia (335 a. C. – 280 a. C.) describió por primera vez las venas del cerebro gracias a las vivisecciones que practicaba a criminales y esclavos condenados a muerte. Para que se entienda mejor: les abría la cabeza en vivo y veía lo que había dentro.

Como el método de Herófilo resultó un poco gore incluso para sus coetáneos, los conocimientos sobre el encéfalo fueron avanzando a trompicones hasta el siglo XIX. Aunque ahora nos parezca un poco tosco, muchos de los principales hallazgos se hicieron por descarte, es decir, si alguien se clavaba una barra de hierro en el lóbulo frontal y cambiaba de personalidad, se describía cierta función de ese área, o si determinados pacientes perdían la facultad del habla, se hacía un estudio post-mortem para localizar la zona que todos tenían lesionada.

Las formas tampoco mejoraron mucho con la llegada del siglo XX, y el método de ensayo-error seguía siendo la norma. Al cirujano António Egas Moniz le dieron un premio Nobel por inventar la lobotomía, método que consistía en lesionar el lóbulo frontal de los pacientes psiquiátricos y que tuvo su máxima expresión cuando el médico Walter Freeman recorrió EEUU lesionando con un punzón de picar hielo el cerebro de todo el que encontraba a su paso.

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No había forma de ver el cerebro en funcionamiento y se especulaba con todo tipo de teorías sobre lo que allí ocurría. Y si había una enfermedad que despertaba la curiosidad de la ciencia era la “enfermedad divina”, el “mal de la Luna” o el “Gran Mal”, como se conocía desde la antigüedad a laepilepsia. Aunque en el siglo XIX, el eminente John Hughlings Jackson había avanzado mucho en el conocimiento de este mal, la enfermedad “maldita”, atribuida en muchas ocasiones a posesiones demoníacas, seguía siendo un misterio hasta bien entrado el siglo XX y fue uno de los principales objetos de investigación de Wilder Penfieldel cirujano que revolucionó la neurociencia.

Durante los años 40 y 50, Penfield operó a decenas de pacientes con epilepsia a los que abría el cráneo y estimulaba distintas regiones cerebrales en busca de la región que provocaba sus ataques. Ya puestos, y con el paciente despierto, Penfield aprovechaba para estimular distintas zonas y averiguar qué sentían los pacientes en cada área. De esta forma, y a falta de resonancia magnética o tomografía de emisión de positrones, Penfield fue trazando un mapa de las funciones cerebrales y describió el famoso homúnculo de nuestro mapa sensomotor, entre otros muchos hallazgos. Los pacientes epilépticos estaban prestando, sin saberlo, un primer servicio a la ciencia.

En los años posteriores, un discípulo de Penfield operaría a un joven paciente epiléptico llamadoHenry Molaison llamado a revolucionar lo que se sabía entonces sobre la memoria. Siguiendo las ‘sutiles’ prácticas de la época, el cirujano William Scoville destruyó los dos hipocampos del paciente H.M y éste perdió su capacidad para generar nuevos recuerdos. En los años siguientes, gracias a este insigne epiléptico, se realizaron decenas de estudios que determinaron la existencia de varios tipos de memoria y el papel del hipocampo en la consolidación de los recuerdos.

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¿Siguen contribuyendo los pacientes epilépticos a la ciencia? Afortunadamente se han descartado las técnicas agresivas del pasado, aunque se siguen realizando operaciones a cráneo abierto y se lesionan partes del cerebro que provocan los ataques de epilepsia a pacientes que no responden a la medicación y están en una situación extrema. Aun cuando los científicos utilizan las modernas técnicas de imagen cerebral que tienen hoy día a su disposición, en ocasiones acuden a determinado tipo de pacientes de epilepsia para realizar estudios más profundos.

Imagen del estudio sobre el área de Broca con electrodos subdurales (a Ned T. Sahin, Science)En los casos extremos, en los que el paciente debe ser operado en una zona fuera del lóbulo temporal, el cirujano necesita tener un mapa muy concreto del cerebro antes de operar y encontrar la región en que se originan los ataques. Para ello, se retira una parte del cráneo del paciente y se colocan en la parte externa del cerebro una serie de electrodos subdurales, que monitorizan la actividad eléctrica de su encéfalo con todo detalle. El paciente debe estar en esta situación, con un seguimiento detallado de su actividad cerebral, durante varios días (alrededor de una semana), de modo que algunos grupos de investigación piden permiso a los pacientes para realizar una serie de pruebas en ese periodo y comprobar luego qué áreas del cerebro se han activado realizando determinadas acciones.

Un ejemplo reciente lo publicaba hace unos díasNature Neuroscience, un estudio en el que un grupo de científicos investigaba el papel de una serie de neuronas en nuestra navegación espacial, como si fueran una especie de GPS. En este otro trabajo, del año 2009, los científicos monitorizaron el área de Broca y, gracias a lo que vieron, cifraron en 600 milisegundos el tiempo en que tardamos en trasladar un pensamiento a palabra. “Para realizar estas pruebas”, explica aNeurolab el doctor Pedro Serrano, miembro del Grupo de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología, “se realiza primero una pequeña craneotomía y se despliega una manta de electrodosque cubre la zona. Dependiendo de los que han registrado actividad eléctrica podemos dibujar cuál es la zona que se activa durante una crisis. Normalmente todas estas técnicas están enfocadas dentro de algunos estudios y a veces se aprovecha para investigar”.

En este estupendo vídeo – subtitulado en español – los chicos de TED Education explican de forma muy amena y visual en qué consisten este tipo de intervenciones a pacientes epilépticos:

En España, existen unos 400.000 enfermos de epilepsia, según las estimaciones previas delestudio Epiberia, de los que un tercio son refractarios y de ellos entre un 30 y un 50% son candidatos a cirugía. De ellos, generalmente solo necesitarán monitorización con electrodos subdurales aquellos pacientes cuya lesión está fuera del lóbulo temporal, de modo que el número de estas intervenciones es muy reducido, pero se producen varias decenas cada año en Madrid y Barcelona

Estos pacientes, como antes Henry Molaison y los hombres y mujeres intervenidos por Wilder Penfield, están ayudando a los científicos a conocer mejor cómo funciona nuestro cerebro y, teniendo en cuenta las dificultades a las que esta enfermedad les somete, no está de más que lo tengamos presente.


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Articulo escrito el martes, septiembre 24th, 2013 a las 16:09 bajo Neurociencia con el Dr. Pedro Serrano Castro. Puedes seguir las respuestas via RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o enlazarlo desde tu propio sitio.


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