La cisticercosis es una enfermedad parasitaria conocida en Europa desde tiempos muy remotos. No en vano, existen evidencias de su conocimiento desde la Edad Media y fue en Europa donde se describió su ciclo vital en la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, la mejora de los hábitos dietéticos y condiciones sanitarias en Europa occidental hizo que su prevalencia fuera disminuyendo progresivamente. De hecho, en España, la prevalencia documentada en el año 1989 de neurocisticercosis era de apenas 4,3 casos / 100000 habitantes, generalmente confinados a áreas rurales. Sin embargo, en la última década se han diagnosticado más de una centena de casos de neurocisticercosis en zonas urbanas de España. Oscar del Brutto, uno de los mayores expertos internacionales en neurocisticercosis pretende en este artículo, recién publicado en el Acta Neurologica de Bélgica, analizar la curiosa dinámica de la epidemiología de la Neurocisticercosis en los últimos años en Europa occidental y más concretamente en España.
Con este propósito, plantea una revisión de la literatura científica sobre casos de neurocisticercosis diagnosticados en los países de Europa occidental en los últimos 40 años (periodo comprendido entre 1970-2011) utilizando diferentes estrategias de búsqueda en MEDLINE y también de artículos no indexados o capítulos de libros y depurando los casos para evitar duplicidades. Identificó 143 comunicaciones de casos que cumplían los criterios de inclusión entre casos aislados y series de casos que reunían un total de 779 pacientes. Solo 28 de ellos fueron diagnosticados antes de 1985, lo que nos da idea de la evolución exponencial que la incidencia de la neurocisticercosis ha tenido en los últimos 25 años en Europa occidental.
Los países con más casos publicados fueron Portugal (n=384) y España (n=228), si bien en el caso de España señala el autor que la gran mayoría de casos ha sido reportado en los últimos pocos años y en muchos hospitales a lo largo de todo el territorio nacional.
Es interesante el análisis de los datos demográficos de los pacientes reportados. 197 de los 371 pacientes en los que se pudo obtener este dato (53%) se trataba de inmigrantes procedentes de zonas endémicas. El restante 47% (143 individuos) correspondía a ciudadanos europeos. Entre estos últimos, 31 habían realizado viajes recientes a zonas endémicas, lo que significa que al menos 143 personas habían adquirido la enfermedad en el propio territorio de Europa occidental, reafirmando la hipótesis de que el ciclo vital completo de la Tenia, nuevamente se desarrolla en nuestro medio en los últimos años.
La manifestación clínica más frecuente fueron las crisis epilépticas, que aparecieron en un 76% de los pacientes de la muestra, seguida por la hipertensión intracraneal y datos neurológicos focales. Las crisis fueron más frecuentes entre los inmigrantes y europeos que viajaron a zonas endémicas que entre los casos de neurocisticercosis adquirida en Europa. La forma más frecuente de neurocisticercosis fue la parenquimatosa, seguida por la subaracnoidea. Hubo 20 casos de quistes intraventriculares y 11 casos de cisticercosis espinal.
Concluye el autor que la neurocisticercosis está experimentando un evidente aumento en sus tasas de prevalencia en países de Europa occidental hasta el punto de que advierte que en países como España puede convertirse en un problema de salud pública en los próximos años. El perfil del paciente afecto ha cambiado, siendo ahora predominante en los grupos de inmigrantes procedentes de zonas endémicas (sobretodo Sudamérica) y en ciudadanos europeos habitantes de zonas urbanas. Es posible que, dada la alta prevalencia de portadores de cisticercosis que ya existe en países como España haga que no sea necesaria una infestación masiva del ganado porcino para mantener la endemia. No debemos olvidar que existe la posibilidad de una transmisión de persona a persona a través del manejo no higiénico de la comida.
El estudio tiene la limitación de tratarse de una revisión de casos hospitalarios así como solo de casos publicados, lo que sugiere que solo nos ofrece una visión de la parte externa del iceberg. Razón de más para estar pendiente de lo que puede pasar en los próximos años.
ver el articulo completo:http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22527788
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