Puedo comprender que es el peor momento, que por qué ahora, que por qué atí…que te preguntes qué has hecho para merecer esto, que no conoces a nadie, que no sabes nada, que no sabes que hacer a partir de ahora.
¿Por qué…?
-no me dejan salir…salir a solas, NI A COMPRAR PAN!
-me controlan
-me manipulan
-me recuerdan cada día esto
-me prohíben en vez de aconsejarme y hacerme comprender
-me agobian, me estresan, me limitan, hacen que todo esto sea difícil.
¿Se puede llegar a aceptar esto mientras tu propia familia se comporta así?
Es por el bien de él/ella…siempre pensamos lo mismo y siempre nos acabamos equivocando cada vez que queremos hacer las cosas por el bien de los demás, por hacer las cosas mejor de lo que las hicieron con nosotros/as para no equivocarnos en lo mismo, pero al final acabamos perjudicando porque nos ponemos a orientar, controlar y DECIDIR por nosotros/as y no por ellos/as, no hablamos…ORDENAMOS, no les preguntamos, no les dejamos y esto hace que la frustración aparezca en modo de ataque, que esa persona a la que queremos ayudar se nos ponga en contra, que en ESTE CASO, se nos ponga a ignorarnos, que no se tome la medicación, que no eche cuentas, que salga con sus amigos/as y se ponga a beber alcohol, a fumar lo que quiera y a fin de cuentas…a drogarse de la manera que le venga en gana o le propongan y tenga al alcance; en ésta situación cuando te sientes por los suelos como si tu vida ya no valiera nada, como si ya lo hubieras perdido todo…qué más da lo que puedas hacer porque peor de lo que estás, piensas que no puedes estarlo.
Cuando te prohíben, cuando deciden por ti, cuando te controlan haces todo lo que puedes, incluso cosas que no quieres y que antes no pensabas, todo con tal de no hacer lo que te dicen que hagas y lo que no.
Pidámosles opinión y escuchémosles por el bien de ellos/as y por el bien de nosotros/as… ¿qué hay mejor que la comunicación y la sinceridad en una relación? Formemos esa confianza que no hay y que hemos destruido antes de intentar descubrir si la había.
-No lo sé, no puedo saber si acabo de padecer, bueno o quizás aún no sé qué padezco…no sé qué hay 20.000 casos nuevos al año, que hay unas 400.000 personas como mínimo en mi país con mi mismo problema, no sé que en el mundo puede haber unas 50 millones de personas, no lo sé porque no lo veo, porque no tengo a nadie a mi alrededor, porque no sé a quién recurrir, porque no veo nada, porque no sé a quién, porque no veo por mi sociedad absolutamente nada en relación con mi problema y no voy a buscar porque me avergüenzo, porque yo en mi día a día no puedo salirme de mi rutina y de mis amistades para meterme en un lugar en el cuál quizás haya personas que tengan mi mismo problema pero que no me van a comprender ni me van a quitar esto, nadie me lo va a quitar!
Así que para qué voy a buscar a más personas de mi colectivo…como mucho ¿qué van a hacer? Contarme historias y estudios que han hecho y no han funcionado…vivo y punto, como pueda; si no hay nada abiertamente es por algo…además que no es como el Alzheimer.
Alejandra Barrionuevo Sedeño
Artículos relacionados
« Artículo anterior: Las batas blancas de la sabiduría
» Artículo siguiente: Neurología pide más unidades específicas y reorganización asistencial